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Nuevo jarro de agua fría de la administración Obama al final del “Don’t ask, don’t te

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    Nuevo jarro de agua fría de la administración Obama al final del “Don’t ask, don’t tell”

    El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Gates, ha vuelto a arrojar un jarro de agua fría sobre las intenciones de su Gobierno de promover el final del la política de “Don’t ask, don’t tell”, que obliga a militares gays y lesbianas a mantener en secreto su homosexualidad bajo amenaza de expulsión a cambio de no ser preguntados sobre su orientación sexual al acceder al Ejército. Si hace unas semanas lo hacía en una entrevista televisada, ahora lo ha hecho al ser preguntado durante un acto en una institución académica militar.

    Gates ha insinuado que la medida podría llevar años o incluso no llevarse a cabo por el momento, insistiendo en la necesidad de afrontar el tema con mucha cautela. “Si lo hacemos, es importante hacerlo bien y con cuidado”, dijo Gates, citando como ejemplo las dificultades que supuso la integración racial que tuvo lugar durante los años cuarenta y que al parecer se completó a lo largo de cinco años.
    Gates, que se encuentra en fase de “recabar opiniones” añadió que es un tema sobre el cual es complicado saber lo que la gente realmente piensa. “Para saberlo, casi es necesario tener una conversación privada de tú a tú. Es muy díficil que la gente exprese en público su auténtica opinión sobre el tema”. Gates volvió a reiterar, como había hecho durante la entrevista televisada, que la intención final del presidente Barack Obama es conseguir la derogación de la ley.
    La política del “Don’t ask, don’t tell” fue adoptada durante el primer mandato de Bill Clinton, cuando éste quiso acabar con la discriminación de los homosexuales en el Ejército y eso le supuso un durísimo enfrentamiento con el Congreso, incluída buena parte de su propio partido. Tras una lucha que, según muchos obervadores, pudo haberle costado su reelección, Clinton se vió obligado a firmar una ley de mínimos que eliminaba la prohibición a gays y lesbianas de servir en el Ejército, a cambio, eso sí, de mantenerse en el armario más estricto y vergonzante.
    Dieciséis años después, cuando según las encuestas la mayoría de la población aceptaría la integración de gays y lesbianas en el Ejército sin problemas, e incluso cuando desde algunas instancias militares así se ha pedido, es el presidente Obama el que se resiste a iniciar una lucha a la que se había comprometido durante la campaña electoral.
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