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Paco León: "No soy un provocador"

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  • Paco León: "No soy un provocador"

    El actor y director sevillano estrena 'Kiki, el amor se hace' , una comedia que aborda, con más humor que morbo, las diferentes filias sexuales

    Nos reunimos con Paco León en la oficina del gabinete de prensa que lleva su nueva película, 'Kiki, el amor se hace'. Podíamos habernos citado en una cafetería de la Gran Vía madrileña. Podíamos, sí. Pero hubiera sido una entrevista-interruptus. “Me hubiera hecho 700 fotos con gente. Pero lo hago, ¿eh? Lo hago. Lo asumo con torería y espíritu deportivo”, sonríe el actor, que se atreve incluso a ir un sábado por la tarde a Ikea. “Trato de hacer vida normal”.

    Hace mucho que Paco León (Sevilla, 1974) dejó de ser el idolatrado Luisma de Aída (Tele 5). Ahora es todo un señor director de cine (expresión a la que, por cierto, resta importancia) con tres películas en su haber: 'Carmina o revienta' (2012), 'Carmina y amén' (2014) y 'Kiki, el amor se hace', comedia “erótica-festiva” que se estrena el próximo viernes. “Es verdad que la gente me tiene mucho cariño. Incluso respeto. Pero es que yo curro mucho para no aburrir. Además, soy consciente de que hoy caes bien y mañana, no”, afirma. ¿Tiene algún enemigo Paco León? “Supongo que sí, que alguno habrá. Cuando te sonríe el éxito es fácil que haya personas a las que les des rabia”. Como en Twitter, donde acumula 1,4 millones de seguidores y donde, de vez en cuando, se mete en jardines. Como cuando lamentó la muerte de Amy Winehouse. “Fue un mensaje serio, pero hubo a quien le pareció que estaba de guasa. Hay muchos que se la cogen con papel de fumar. En Twitter todo el mundo saca el crítico que lleva dentro”.

    Sin intención de provocar

    Paco León es el primero en confiar en (casi) todo el mundo. Está convencido de que la sociedad española es tolerante y tiene la mente abierta. Por eso le dio la gana de contar a Bertín Osborne ('En la tuya o en la mía',) su lado bisexual. Él tenía novio cuando conoció a Ana, su actual pareja y madre de su hija. “Basta ya de criticar tanto a nuestro país y pensar que somos cerrados e intransigentes. Lo que yo hice en el programa de Bertín fue aplaudido por el 99% de la gente. Tanto el qué como el cómo. Somos tolerantes y la tolerancia consiste en respetar que otros tengan otras ideas. Lo que me parece muy fuerte es que ser natural sea subversivo. No tengo intención de provocar nada. Se me ve como un provocador, pero en absoluto. ¿Nadie sabía eso de mi vida? Pues será porque nadie me lo había preguntado”, subraya.

    Tanto confía en la gente que cree que el público está perfectamente preparado para ver 'Kiki, el amor se hace', simpática comedia que él mismo protagoniza y que indaga en las filias sexuales. El filme –que recupera a una brutal Candela Peña y consagra a Belén Cuesta ('Ocho apellidos catalanes', 'Buscando el norte') como la nueva chica del cine español– demuestra que en el sexo hay gente para todo. Los hay que se excitan cuando ven llorar a otro. Los hay que disfrutan con el roce de plantas. Otros son heterosexuales con familia pero de repente descubren su bisexualidad. Hay quien llega al orgasmo con un atraco. Antes de sentarse con Fernando Pérez a escribir el guion de la película ('remake' de una comedia australiana), León se documentó sobre filias sexuales. ¿Lo más raro que descubrió? “Gente que se pone como una moto con las faltas de ortografía. Brutal”.

    Con una máscara de lucha mexicana

    No solo leyó documentación sino que lo vivió in situ. Armado con una máscara de lucha mexicana que tapaba totalmente su rostro (“a cara descubierta no lo podía haber hecho”) acudió a la fiesta que organizó una “asociación liberal” en Madrid. “Me pareció divertido. La gente usa su cuerpo y su fantasía. No vi nada, ¿eh? Era como estar en un bar cualquiera. Hay muchas fiestas así en Madrid. Sobre todo, temáticas: lesbianas, gais… Pero esta era de todo mezclado. En mi mente me la imaginaba muy morbosa, pero cuando fui vi gente normal, con conversaciones normales sobre si le habían quedado asignaturas”.

    Todo esto da pie, en su opinión, a un debate profundo. Cuando tú tienes unos gustos sexuales un tanto inusuales, ¿estamos delante de un problema? No, según León, siempre y cuando no dañes a nadie. “Durante mi investigación previa al rodaje me di cuenta de que las filias sexuales son un mundo. De hecho, pensé que me estaba perdiendo un montón de cosas y de placeres”. 'Kiki, el amor se hace' es un canto a la libertad. “Es una película gamberra, pero al mismo tiempo es muy romántica. Habrá quien opine que es ñoña. Lo que no es, desde luego, es oscura ni sórdida. Da buen rollo. Tiene espíritu hippy. Es como el sexo, natural”.

    Ojalá pase como con la comida

    Además de natural, el sexo es “salud y deporte”, dice. Algo fundamental en nuestra vida. “Ojalá con el sexo pasara lo mismo que con la comida, otro placer al que desde un tiempo le estamos dedicando mucha atención. Le damos espacio, tiempo y dinero. Ojalá nos volviéramos así de sibaritas con el sexo”. León rompe una lanza a favor de la fantasía y el placer. Con el sexo, opina, pasa lo mismo que con el cerebro: solo usamos una (pequeña) parte. “En la cama solo hacemos lo que se nos ha dicho que podemos hacer o lo que vemos en las películas porno. Pero sexualmente somos un misterio. Hay tantas sexualidades como personas. Me gustaría que los espectadores salieran de ver Kiki hablando de sus fantasías. Todo esto es también amor de pareja, como el que hay en la película. El subtítulo es el amor se hace. Porque es verdad, el amor se construye y por eso hay que estar pendiente de las necesidades de tu pareja. Vivimos muy deprisa, pero tenemos que buscar tiempo para el sexo y para la pareja”.

    Cabeza, corazón y coño

    Al contrario que en sus dos anteriores filmes, su hermana (María) y su madre (Carmina) no se han puesto detrás de la cámara. El clan León es un clan unido y fuerte. Son “cabeza, corazón y coño”. La cabeza es Paco. El corazón, María (que debutó en el cine con La voz dormida). Y el coño, la madre que los parió, una fuerza de la naturaleza, un “peso pesado en todos los sentidos” llamado Carmina Barrios. “Ellas son mis dos incondicionales. Nunca me critican”, afirma el actor, que define a su madre como una de las personas más anárquicas del mundo. Tanto que, de pequeño, si hacía mucho calor le decía que no fuera al colegio. Nunca le soltó un grito de madre tan típico como “¡peínate!”.

    Hablando del pelo, León luce ahora unos estupendos rizos, que se alisó en 'Embarazados', dirigida por Juana Macías. Fue una orden del equipo de la película, pero qué mala idea. Estaba rarísimo y más de una crítica lo destacó. “Yo hago lo que mandan. Pero, vamos, soy bastante Mortadelo y me cambio mucho el pelo”, se disculpa.

    'Embarazados' da pie a hablar de otra de sus facetas: la de padre. La película narra cómo una pareja (León y Alexandra Jiménez) emprende la aventura de la paternidad. Les resulta imposible concebir de manera natural. Los espermatozoides de él son escasos, vagos, y anormales. Mientras, ella, a sus 37 años, empieza a tener síntomas de menopausia. Con un diferente nivel de entusiasmo, recurren a la reproducción asistida. En la vida real León bebe los vientos por su hija, de 5 años, pero descarta aumentar la familia. "Es más duro tener un hijo que hacer una película. Y para las dos cosas se necesita un buen equipo".

    Él lo forma con Ana, su pareja, pero respecto a los hijos ha llegado al tope. Y eso que deja claro que la conciliación es más fácil para los hombres que para las mujeres. “No sé si eso cambiará algún día. De momento, estamos como estamos. Aunque conozco parejas donde la crianza descansa sobre las espaldas de él. Tengo amigos que son padres de manera muy vocacional y lo han dejado todo por sus hijos”. No es el caso de Paco León. Ni él ni su pareja (guionista de profesión que tiene un hijo veinteañero de una relación anterior) quieren renunciar a su actividad profesional.

    Loco con su hija de 5 años

    El actor, en todo caso, defiende que los niños dejen de ser un problema para gran parte de la sociedad, que no tolera, por ejemplo, que en una reunión de trabajo aparezca un bebé en brazos de su madre o padre. “El otro día hice una visita a los compañeros de una compañía de danza donde yo trabajaba. Una de las bailarinas tiene un bebé de 8 meses y yo me quedé con el crío mientras la madre subía al escenario. Es así. El mundo es así, pero parece que tratamos de ocultarlo. Yo he estado en una sala de montaje con un saca leches. ¿Qué pasa? ¿Dónde está el problema? No sé si Carolina Bescansa [diputada de Podemos] utilizó políticamente la imagen de su bebé en el Congreso, pero a mí me pareció un gesto estupendo”.

    Puede que León no quiera aumentar la familia, pero está como loco con su hija, un torbellino de vitalidad. “Ojalá no se le acabe nunca el entusiasmo que tiene ahora mismo”, confiesa el orgulloso padre, que trata de educar a su cría para que no sea como él cuando era pequeño. Un niño tristón, el rarito de la familia, la oveja negra. Las cosas han cambiado y confiesa entre risas que ahora la oveja negra es su hermano, militar de profesión. “Acaba de volver de Turquía. Lo suyo no es muy vocacional y siempre dice que se va a ir del ejército. Pero, vamos, él lleva muy bien lo de pertenecer a una familia de artistas”. Porque el clan León Barrios es eso, una familia de artistas. El primero, el padre.

    Si el sevillano se emociona hablando de su madre, cuando lo hace de su padre derrocha amor a la tercera potencia. “Mi padre lleva cortando jamón desde los 12 años [regenta un bar], pero es un artista. Mi madre puede ser un animal de la interpretación, pero el artista es mi padre. Él dibuja, pinta, canta, hace música, se emociona... Tiene temperamento artístico. Si mi hermana María y yo hemos heredado alguna vena artística el responsable ha sido mi padre”, cuenta con orgullo. Y concluye: “Detrás de una gran mujer hay un gran hombre, y ese es mi padre”. Quién le iba a decir que soltaría estas palabras después de haber sido un chaval que miraba a su familia y pensaba: “¿Qué hago yo aquí?”.

    Fans en Colombia

    Con su debut en la dirección, el falso documental 'Carmina o revienta', León acarició el Goya. Finalmente, no lo consiguió, pero eso no le restó ganas de realizar una segunda parte, más oscura, más madura y mejor: 'Carmina y amén'. No habrá una tercera Carmina. Pero sí “otras cosas”. De momento, madre e hijo están haciendo pruebas para ver qué sale. “Estamos con el canal Youtube, donde colgamos vídeos divertidos sobre Carmina, esa mezcla de ficción y realidad. El mundo Youtube es maravilloso. Es un espacio de libertad tremendo donde te das cuenta, de repente, que tienes fans de ¡Colombia!”, relata.

    Dirigir películas empezó siendo una “actividad extraescolar”. No tenía vocación de realizador, pero después de tres (en 'Kiki, el amor se hace' no ha ejercido de productor; es un encargo, una producción de Vértigo para Telecinco Cinema) está claro que dirigir va a ser una faceta más de su historial profesional. A pesar de todo, no le gusta mucho el soniquete rimbombante con el que muchos usan la expresión director de cine. “Yo lo que quiero hacer es seguir investigando y seguir arriesgando. No quiero acobardarme”, concluye León, que ya se ha quitado complejos de encima y no le tiembla el pulso al escribir en los papeles administrativos del colegio de su hija que tiene tres profesiones: actor, director y productor.

    Fuente: http://www.elperiodico.com/es/notici...armina-5014452
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