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Óscar Guasch: “Ser macho mata” (Parte II)

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  • Óscar Guasch: “Ser macho mata” (Parte II)

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    Texto: Elena Ledda. Nu, Gender and Excellence / Ilustración: Valentina Meli

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    El sociólogo tarragonés especializado en sexualidad e identidades masculinas habla, entre otras cosas, sobre el miedo de muchos hombres a ser tratados como mujeres, un tipo de homofobia que afecta también a los homosexuales

    De joven ¿se sentía discriminado por ser homosexual?

    No, pero lo estaba. Todo adolescente tiene que gestionar algún tipo de estrategia para sobrevivir. En mi caso yo no era demasiado afeminado y podía disimular. El problema no es tanto ser gay como parecerlo. Hay niños afeminados que nunca serán homosexuales pero que son tratados como si lo fueran. Y a lo mejor algunos que lo son pero no lo aparentan pueden sobrevivir mejor en la escuela, por ejemplo.

    “De la misma forma que hay mujeres que se definen políticamente como putas, podríamos reivindicar ser maricas, cobardes, renunciar a la masculinidad”

    ¿Por qué el clasificar como gay a cualquiera que ame a otro hombre es un proceso imparable?

    Hoy por hoy cualquier hombre que ame a otro será definido y tratado como gay, mientras que hay muchas mujeres que en algún momento de su vida aman a otras mujeres pero eso no cuestiona la identidad de género como para los hombres. No es tanto una cuestión de sexualidad como de género. Las mujeres, con más o menos éxito, ya habéis hecho vuestra revolución; los hombres no. La estrategia de control de género para las mujeres, y esto lo dice una autora que se llama Dolores Juliano, es la puta, o sea que la puta es cualquier mujer que transpasa la frontera de género. Una mujer a las cuatro de la madrugada en un bar con un whisky en la mano desde el punto de vista de los hombres es una puta y no será tratada como una mujer respetable. Las ‘putas políticas’ reivindican la categoría diciendo ‘yo me defino puta aunque no cobre por sexo para ser solidaria con las trabajadoras sexuales y porque no quiero que el patriarcado me diga cuáles son mis fronteras de género’. En el caso de los hombres, a lo mejor se podría reivindicar ‘sí, soy marica, soy un cobarde, soy un fracasado, tengo miedo, ¿y qué? Sería renunciar a la masculinidad. Creo que hay dos estrategias posibles. Una la de la reforma, o sea reformular la masculinidad para construir una más empática, afectuosa, vulnerable, y la otra la de la renuncia.

    ¿Cómo se hace para que alguien que tiene privilegios vea que es ventajoso perderlos?

    Mikel Kimmel explica que el género es invisible para los hombres del mismo modo que la raza lo es para los ‘blancos’. Estos son procesos históricos de largo alcance. Ahora con las nuevas tecnologías las cosas están cambiando. El músculo sirve para la revolución industrial, para las guerras, las fábricas, las minas, pero con las nuevas tecnologías, ¿de qué sirve el músculo? La nueva sociedad es una sociedad sutil y esto va a hacer cambiar la masculinidad porque vamos a tener que adaptarnos al nuevo contexto. Los últimos residuos del cachas están hoy solo en el fútbol y en el gimnasio.

    En ‘Héroes’, o sea en 2006, afirmaba que era demasiado pronto para ver las consecuencias de la llegada en Espana de inmigrantes provenientes de países en los que la identidad gay convivía con masculiniades subalternas locales no eliminadas por la globalización, pero que su integración en la cultura gay hegemónica solo era cuestión de tiempo. ¿Qué ha pasado mientras?

    Yo creo que ya están integrados. Hace poco un amigo mío que tenía un novio portugués me enseñó dos fotos de él, una de cuando acababa de llegar a Barcelona y la otra despues de seis años en la ciudad. La primera es la foto de un chico con un banador cortito, con patillas, peludo. En la segunda está rapado, completamente depilado con un bañador muy pequeño de esos que suben los testículos. Mi amigo me dijo: ‘Mira Óscar, qué hace Barcelona’. Barcelona es un parque temático más que una ciudad, pero en general como europeos consideramos las aportaciones de los inmigrantes como barbaridades que traen gente de países atrasados, en vez de intentar entender su potencial social.

    Por lo que se refiere a las discriminaciones de género que padecen los hombres, usted, además del tema de la maternidad como función biologica del que hablábamos, subraya el lenguaje sexista que lleva a que calzonazos sea un insulto o que paternalista solo se perciba como el negar la capacidad de elección de otros y no también como un intento de cuidar de ellos. La sexualidad estereotipada de los hombres según la cual parece que los chicos siempre estén buscando un agujero para meter la polla, la paternidad no consentida, el fracaso escolar que afecta mayoritariamente a los chicos…

    Este último es evidente. Fracasan más los chicos porque el niño tiene que ser un rebelde obligatorio y si no se enfrenta al sistema es un marica, un empollón o un chivato. ¿Por qué no se utiliza el género para pensar el fracaso escolar? Si fracasaran las niñas seguro que se haría y estaría muy bien. Para los chicos no se hace porque nuestra sociedad ha asumido que son unos garrulos, ¿cómo no van a fracasar? (sobre el tema ver Daniel Gabarró, ‘Fracàs escolar, La solució inesperada del gènere i la coeducació‘)

    Otro tema que subraya es que si un desconocido toca a un niño ya de entrada es un pervertido, un pederasta.
    Aquí hay un poco de pánico social y es una putada porque la afectividad queda castrada en el caso de los hombres.
    Finalmente usted considera que es discriminatorio crear leyes que definen de manera parcial los maltratos afirmando que los maltratadores siempre son varones.

    En el actual contexto legal se definen a los hombres de manera parcial. Decir que en una relación de pareja si quien comete la agresión física es la mujer es una falta y si quien la comete es el marido es un delito contraviene a un principio de igualdad ante la ley.

    Pero no es verdad que seamos todas y todos iguales ante la ley…

    Sí, es cierto, pero a mí lo que me disgusta no es tanto la ley, que es justo que intente proteger a quienes estan más vulnerables, sino sus consecuencias, o sea pensar a los hombres y a las mujeres como grupos homogéneos. No todos los hombres son verdugos ni todas las mujeres son víctimas. Hay hombres que ejercen violencia de género contra otros hombres, por ejemplo. Habría que ver caso por caso.

    Este es un tema muy delicado y un terreno resbaladizo en el que según como se digan las cosas parece que uno está justificando los malos tratos y yo no lo quiero hacer en absoluto.

    Las relaciones de pareja a menudo incluyen relaciones de poder y hay muchas maneras de ejercerlo. Quienes ejercen la violencia física casi siempre son los hombres contra las mujeres. ¿Significa eso que los hombres no puedan padecer algun tipo de agresión o agresividad por parte de las mujeres y que no sufran como consecuencia de esas agresiones? En todo caso por muchas agresiones que pueda recibir un hombre nunca está justificada una respuesta violenta. Jamás. Una cosa es que los hombres pueden padecer agresiones y otra justificar la violencia.

    “Me disgusta que la ley contra la violencia de género piense a mujeres y hombres como grupos homogéneos. No todos los hombres son verdugos ni todas las mujeres son víctimas”

    Entonces ¿cómo podría reflejarse eso en las leyes?

    Se deberían incluir las agresiones a los transexuales, por ejemplo, y la violencia contra los homosexuales.
    Mi duda es cómo poder darle un espacio legal a la discriminación que padecen los hombres sin ponerla en el mismo nivel de la que padecen las mujeres ya que no están en el mismo nivel.

    No que no lo están, las mujeres ocupan un estatus subalterno. No se cómo debería ser esa ley, pero sí creo que se debería considerar caso por caso.

    El mito de la mujer malvada, súbdola, mentirosa sigue muy vivo. ¿Cómo tratar el tema sin reforzar el mito?

    Los de Jerez plantean que nunca debería existir un instituto del hombre igual que el que existe de la mujer pero sí programas específicos dedicados a hombres. Sin embargo hay un problema de recursos. Ya hay pocos destinados a la discriminación que padecen las mujeres y hay que establecer prioridades…De todas maneras, y eso creo que lo dijo Hannah Arendt, no se puede liberar al esclavo si al mismo tiempo no se libera al verdugo…

    En todo caso yo hoy creo, con respecto a cuando escribí sobre estos temas, que es un error plantear la opresión de género que padecemos los hombres tomando como referente a las mujeres. En un sentido es inevitable, pero habría que analizarla entre nosotros porque los que discriminamos y oprimimos a otros hombres somos sobre todo nosotros y somos nosotros los que tenemos que generar un discurso crítico. Podemos hacer alianzas, utilizar instrumentos teóricos del feminismo. Pero tiene que ser un proceso interno.

    “Es un error plantear la opresión de género que padecemos los hombres tomando como referente a las mujeres, porque los que discriminamos y oprimimos a otros hombres somos sobre todo nosotros. Tiene que ser un proceso interno. Y la clave está en aceptar ser tratados como mujeres”

    ¿Hacia qué?

    En mi opinión, la clave es que los hombres aceptemos ser tratados como mujeres. Yo en clase hago el test de la homofobia compleja. Sóis padres, tenéis un gemelo y una gemela de cuatro años. Es carnaval y váis a la guardería. Llega la niña disfrazada de Johnny Depp en los piratas del Caribe. Tiene bigote, parche. ¿Qué hacéis? Sacáis la foto, ‘qué guapa mi niña’. Llega el niño. Le han puesto una corona de princesa y un tutú rosa. ¿Qué hacéis? No me contestéis, pensadlo. Vais a decir ‘esto es una fantochada, ¿cómo me váis a vestir a mi hijo así?

    ¿Qué ventajas hay en ser tratados como mujeres?

    Es que ser macho mata.

    Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2011/...-mujeres-un/2/









    Editado por última vez por José Benito; https://www.amicsgais.org/forums/member/3-josé-benito en 9 de February, , 13:30:41.
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