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Sutil o enorme. Así funciona la lesbofobia interiorizada de las lesbianas

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  • Sutil o enorme. Así funciona la lesbofobia interiorizada de las lesbianas

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    ¿Existe lesbofobia interiorizada entre las lesbianas?

    Hace tiempo que las lesbianas hemos dado una patada al armario y hemos dicho que existimos, que nos enamoramos, que tenemos sexo con otras mujeres, que somos felices y que tenemos familias.

    Hemos hecho muchos avaneces, pero aún hay muchas que no han tenido el tiempo suficiente como para que desaparezca la lesbofobia que se manifiesta como una voz en su interior.

    ¿Qué es media década de existir en el imaginario colectivo frente a siglos de prejuicios? ¿Qué significan 10 años de visibilidad lésbica en los medios mainstream frente a milenios de ser borradas de la historia excepto a una (Safo) sola excepción?

    Es por ello que todavía, y muchas veces sin darnos cuenta, actuamos con lesbofobia con nosotras mismas y con el entorno, en mayor o menor medida. El próximo domingo 17 de mayo es el día contra la LGTBfobia y queremos, para no caer en ella, repasar algunas trampas donde, sin darnos cuenta, podemos caer. He aquí algunos ejemplos:

    Irse al lado opuesto de los prejuicios:

    Algo común que pasa en todas las comunidades que hemos sufrido homofobia, transfobia, xenofobia, etc.

    En los años 80, en el resurgir cultural del movimiento trans que inspiró el hit Vogue de Madonna, lo importante entre las mujeres transexuales era ser lo más parecida, indistinguible, de una mujer cis. Aquello hacía que las mujeres que no lo conseguían fueran consideradas "de segunda".

    Lo mismo nos ocurre en cierto grado a presente, por ejemplo entre las lesbianas. A veces hemos necesitado ser el extremo opuesto a los prejuicios que nos circundan ("no se cuidan", "no llevan tacones", "no son recatadas ni femeninas", etc) y hemos considerado que eramos más válidas, aceptables o tolerables cuanto más contrarias al prejuicio éramos. Pero lo cierto es que las lesbianas somos como las mujeres en general, de todos los colores, amantes de los tacones, odiadoras de ellos, femeninas, masculinas, indefinidas, tímidas, valientes, líderes, y un eterno etcétera. Y los prejuicios son eso, prejuicios. Mentiras. Excusas para sentirse por encima del otro.

    La peor parte de esta lesbofobia interiorizada es cuando hemos insultado o despreciado a otras mujeres lesbianas por no ser heteronormativas. Algo que, en verdad, solo denota nuestro propio miedo a ser diferentes.

    Autoasimilarse al prejuicio

    Sorprendentemente también pasa lo contrario. Una persona que ha sido estigmatizada por no cumplir ciertos clichés normativos a veces acaba devolviendo el mismo desprecio en dirección opuesta. Es decir, que acaba criticando a mujeres lesbianas o heteros, trans o cis, por tener aspectos que podrían considerarse heteronormativos.

    Responder al desprecio con desprecio es convertirte en aquello que te daña. Nos sorprendió cuando una lectora nos contó que un grupo de chicas lesbianas le había increpado por ir con tacones y "demasiado" femenina a un concierto. Cada uno es como es, ese es el verdadero destino de la tolerancia y la visibilidad, da igual qué expresión de género tenga.

    Convertir el ambiente en un guetto.

    Es normal que estemos cómodas en el ambiente: Puedes conocer chicas, no suele haber homófobos alrededor, disfrutas compartiendo con tus amigas tus lesbiandramas. El problema viene cuando el ambiente se convierte en guetto; un refugio del que si salgo, no estoy a salvo. Es maravilloso que exista el ambiente porque se agradece no tener que ir saliendo del armario con cada persona que uno se encuentra, pero el mundo exterior también nos pertenece y, créeme, a veces puedes ligar más en un concierto o en el cumpleaños de tu amiga del trabajo que en un bar de ambiente.

    Reconvertir en tabú lo que un día era tabú.

    Esto ocurre cuando, por ejemplo, sales del armario con tu familia o en tu trabajo. Lo dices un día, tal vez con dificultad, y no vuelves a hablar de ello. Tal vez incluso esquivas las preguntas o directamente las conversaciones sobre parejas o relaciones sexuales. Y es que sientes que tu historia es diferente y por lo tanto temes contarla. Sientes que algo no es del todo normal desde que dijiste tu orientación sexual y que es momento de ser lo más perfil bajo posible.

    Lo que seguramente está pasando es que temes que el juicio de los otros sea negativo, y, como en una profecía autocumplida, actúas como si lo fueras. Recomendación: cuanto más hables del tema y cuanto más compartas tus vivencias, más te vas a fundir con el resto. Al fin y al cabo, a todos, heteros, cis, trans, bi, etc, nos pasan las mismas cosas de diferente color.

    No darte a ti misma los mismos derechos que al resto

    Existe un tipo de persona que confunde la tolerancia con el trato de segunda. Que no insulte a una mujer lesbiana por serlo o que no la eche del trabajo no tiene por qué implicar que no sea homófobo. Lo mismo pasa de forma interiorizada. No tener lesbofobia implica que sientes todos y cada uno de los derechos a los que tiene acceso cualquier persona heterosexual. Formar una familia, casarte, expresar tu amor en cualquier parte del mundo, etc. Es por eso que las lesbianas que consideran que todos los derechos están ya conseguidos tienen la misma lesbofobia interiorizada que las que consideran que "está bien" ser lesbiana pero que ya es "demasiado" querer formar una familia o querer viajar libremente por el mundo como lesbiana sin temor a que te encarcelen o algo peor.

    Vivir tu homosexualidad escudada en una relación heterosexual

    Es común que parejas de chico y chica quieran conocer a una chica para intimar, sexualmente o de una forma más profunda. No hay nada malo en ello, es algo tan normal como cualquier otra expresión emocional o sexual. Sin embargo, en algún caso que nos ha llegado a la redacción, una chica puede no aceptar su homosexualidad y solo atreverse a acercarse a otra mujer escudada en tener una pareja masculina y ser una pareja abierta. "Sentía que era cool ser bisexual y estar en pareja y conocer a chicas. Nunca tuve problema en ello, todo lo contrario. Pero cuando decidí yo sola conocer a una chica, me sentí super insegura y tuve miedo a ser algo que negaba ser". Es un comentario reciente de una usuaria. Es importante darnos cuenta si elegimos desde la libertad o el miedo.

    @rocio_drakarys

    Fuente: https://www.mirales.es/sutil-o-enorm...-las-lesbianas
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