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Los opositores rusos empiezan a gritar junto a los gays

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    Manifestación en la plaza Pushkinskaya, en Moscú. YURI KOCHETKOV EFE

    En la entronización de Vladimir Putin como 'zar' se ha colado un adorno inesperado: el arcoíris. El longevo presidente ruso se apoyó en la homofobia ortodoxa para reforzar su base conservadora tras su regreso al Kremlin en 2012 prohibiendo la llamada "propaganda gay". Y hace dos semanas introdujo la proscripción del matrimonio gay en el mismo paquete de reformas constitucionales que le abrió las puertas a seguir en el poder hasta 2036. Ambas operaciones han sido un éxito, pero la demografía hace su trabajo y una nueva generación de jóvenes está colocando la dignidad de los gays en el debate público. A pesar de la ley y en contra de la costumbre.

    La bandera del arcoíris, proscrita antes de que muchos rusos hubiesen visto una, es cada vez más visible en las movilizaciones de la oposición. En Moscú y San Petersburgo se han organizado concentraciones callejeras contra la reforma de la Constitución de Rusia. Activistas del colectivo Net -'No' en ruso- recogieron firmas que exigían cancelar las enmiendas a la constitución. Sobre todo la que permite a Putin presentarse a la Presidencia en 2024 pese a llevar dos mandatos seguidos en el poder.

    En la capital rusa los manifestantes se juntaron en la plaza Pushkin. Cerca de un millar de personas se reunieron allí pese al mal tiempo. Corearon "¡Rusia será libre!", "¡Putin, ladrón!", "¡Abajo el zar!" y "¡1,2,3: Putin, márchate!". Junto a la estatua del poeta un grupo de adolescentes enarbolaron varias banderas del movimiento LGTB. Mientras la fila de ciudadanos esperando para firmar contra los cambios constitucionales cruzaba toda la plaza, empezaron a gritar: "Vergüenza de homofobia". Buena parte de los asistentes, que estaban coreando consignas contra el Gobierno, se giraron para corear ésa y distintas proclamas en favor de los gays y lesbianas del país, que en Rusia tienen prohibido reivindicarse o incluso equipararse con la "orientación sexual tradicional". Es un cambio significativo en un país donde las quejas de los gays suelen chocar sobre todo con la indiferencia, y sólo en segundo lugar con el reproche.

    En Moscú la concentración fue tolerada por la policía. Pero acabó con detenciones, que comenzaron cuando algunos de los manifestantes intentaron impedir el paso de los coches. La idea inicial era celebrar una manifestación contra las enmiendas a la Constitución, pero el Ayuntamiento de Moscú no dio el visto bueno porque las concentraciones masivas están prohibidas en la capital debido a las restricciones por el coronavirus. Así que los opositores decidieron mantenerlo en el formato de recopilación de firmas. Muchos asistentes portaban mascarillas con la palabra 'no' escrita en ellas. "¡Las personas homosexuales son asesinadas aquí, las mujeres son golpeadas, y nadie se hace responsable!", gritaba una mujer delante de los periodistas.

    Mientras el sector más liberal de la sociedad protesta, la amplia mayoría parlamentaria del Gobierno ya está convirtiendo en leyes lo que votaron los rusos en el plebiscito sobre Putin. Los diputados rusos presentaron esta semana un proyecto de ley que prohibirá el matrimonio entre personas del mismo sexo después de que los votantes respaldasen los cambios en la constitución.

    El proyecto de ley, que se espera que sea aprobado rápidamente por la Duma del Estado (la cámara baja del parlamento) prohíbe explícitamente el matrimonio homosexual y prohíbe a las parejas del mismo sexo que adopten niños, algo que de todos modos actualmente no pueden hacer en la práctica.


    Apoyo del presidente


    Putin ha abanderado estas restricciones desde antes de que estuviesen encima de la mesa. "Mientras yo sea presidente no habrá progenitor uno y dos, habrá papá y mamá", dijo en febrero ante el grupo de trabajo que estudiaba las enmiendas a la Constitución.

    Los cambios, promovidos por Putin, fueron aprobados ampliamente por los votantes el pasado 1 de julio en la misma votación que abrió la puerta para que Putin permaneciera en el poder hasta 2036. Mientras, el círculo legal sobre los activistas gays ha seguido cerrándose. Un tribunal ruso multó la semana pasada a la activista LGBT Yulia Tsvetkova con 926 euros por hacer dibujos considerados de "propaganda" a favor familias homosexuales y destinados a "influir en menores". Uno de los dibujos, titulado 'Una familia es donde está el amor', simplemente muestra parejas homosexuales con sus hijos.

    Fuente: https://www.elmundo.es/internacional...d4b8b45df.html
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