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Siendo intersexual, de pequeña me dijeron que eso no existía

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  • Siendo intersexual, de pequeña me dijeron que eso no existía

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    La infancia de Marleen se definió por la discreción. Ahora, ella se está volviendo una figura (bastante) pública

    Artículo publicado originalmente por VICE Países Bajos.

    Marleen es una bailarina y dramaturga holandesa. Ella, además, es intersexual.

    Las personas intersexuales tienen características sexuales internas y externas —como hormonas, genitales, ovarios y testículos— que difieren de la definición normativa de "hombre" o "mujer". Las estadísticas varían, pero se estima que uno de cada 2000 a 4500 bebés nace intersexual.

    Marleen tiene el síndrome de insensibilidad a los andrógenos. Nació con los cromosomas XY masculinos típicos, pero su insensibilidad a las hormonas masculinas significó que, al final, al crecer se desarrollara físicamente como una mujer.

    Marleen se graduó recientemente como profesora de teatro en la Universidad de las Artes de Ámsterdam, con una obra sobre la intersexualidad que contó con la participación de otros cinco actores intersexuales. Hablé con Marleen sobre la decisión de escribir la obra y cómo su condición ha afectado su vida y sus relaciones.


    VICE: Hola Marleen, tu obra teatral se llama XY WE. ¿Qué significa eso?
    Marleen:
    Cuando tenía 14 años, me enseñaron acerca de los cromosomas en biología. Le pregunté a mi maestro si era posible que alguien naciera con cromosomas XY, siendo esencialmente un niño, pero que a la vez fuera insensible a las hormonas masculinas, convirtiéndose así en una niña, básicamente, mi condición. "No, eso es imposible", respondió. En cierto modo, dijo que yo no existo. XY WE representa nuestra existencia.

    Quiero que la gente se dé cuenta de que hay más que solo "hombres" y "mujeres". La gente suele decir que la naturaleza está formada por lo masculino, lo femenino y nada más. Ser intersexual es un excelente ejemplo de que esto no es cierto. A veces la gente pregunta: "¿Cuántas letras más necesitamos en 'LGBTQI+'?". Pero no es que haya alguien extra al cual agregar, siempre hemos estado aquí. Solo que, ahora, más personas se están visibilizando.

    ¿Cómo encontraste a los actores intersexuales de tu obra?
    No son actores "reales". No es fácil encontrar actores intersexuales, por lo que me tomó bastante tiempo. Debido a que estoy involucrada con organizaciones como NNID, una organización para la diversidad de género, pude contactarlos. Creo que es genial que los seis estemos demostrando que no existe una persona intersexual estándar. El mayor de los actores tiene 79 años y el menor 18.

    ¿Cómo se enteraron tus padres de que eres intersexual?
    Cuando tenía cinco años, estuve en el hospital debido a una hernia inguinal bilateral [doble]. Después de la cirugía, el médico le dijo a mi madre que habían encontrado testículos en mi interior. Hoy en día los dejan, pero los míos los sacaron. Algunos médicos decían que eran cancerígenos, pero dudo que realmente lo sean. Creo que simplemente solían seguir las normas sociales, algo como: "Si no encaja contigo, lo quitamos".

    Debido a que me quitaron los testículos —testículos no desarrollados—, no produzco hormonas. Desde los diez años, empecé a tomar hormonas para que pudiera atravesar la pubertad y me crecieran los senos. No puedo tener período menstrual porque no tengo útero, ovarios u oviductos.

    ¿A qué edad te diste cuenta de lo que esto significaba? Desde que tenía diez años, mis padres me lo fueron explicando por etapas. Como el hecho de que no puedo tener hijos. En ese entonces, pensé que era una habilidad especial. A los 12, me explicaron toda la historia de los cromosomas XX y XY, para que pudiera unirme a un grupo de apoyo.

    Los médicos siempre decían que era mejor no hablar con nadie al respecto, porque nadie lo entendería. Como resultado, mentí sobre todo. Si tenía que ir al hospital, inventaba algo. También les dije a mis amigas que tenía período menstrual. Siempre llevaba tampones conmigo, para poder darle uno a mis amigas si lo necesitaban.

    ¿Cómo te afectaron todas esas mentiras?
    Estaba sola. Me sentía diferente y extraña, como si hubiera un monstruo dentro de mí y, si la gente lo veía, me perseguiría con antorchas, gritando: "¡Quemen a la bruja!". Al hacer esta obra, ahora sé que es un sentimiento que comparten muchas personas intersexuales. Siempre hemos tenido que mantenerlo en secreto. Es por eso que nos tomó tanto tiempo siquiera atrevernos a hablar de ello.

    ¿Hubo otras consecuencias médicas además de que tengas que tomar hormonas?
    A los 16, tuve que agrandar mi vagina con unas barras de hierro, porque aún no se había desarrollado completamente. Me parece curioso que nadie se haya molestado en preguntarme si me atraían los hombres o las mujeres en ese entonces, o en explicarme que hay otras formas de tener sexo además de la penetración. Un médico blanco ya mayor me dio las barras sin ninguna instrucción. Regresé seis meses después y me dijo que lo estaba haciendo mal y que debería usar lubricante. La puerta de mi habitación no cerraba con seguro, así que me ponía las barras parada en la esquina detrás de la puerta donde nadie podía verme. Un tiempo después, un sexólogo me dijo que debería haberlo hecho estando acostada.

    ¿Pudiste hablar de ello con tus padres?
    Todo el tema parecía ser tan delicado que preferí esquivar esas conversaciones. Si hablábamos al respecto, cerraban las puertas para que nadie pudiera oírnos. Cuando se lo conté a mi prima, mi madre me preguntó si me había asegurado de que no se lo dijera a nadie. Estando en terapia, tuve una gran pelea con mis padres por todos los secretos. Resulta que solo estaban haciendo lo que ocho profesionales diferentes les habían dicho: que eso sería lo mejor para mí. Tampoco fue fácil para ellos.

    ¿Cuándo empezaste a hablar de ello?
    Fue agradable poder hablar con mis compañeros del grupo de apoyo cuando tenía 12 años y expresar mis sentimientos. Aparte de ellos, nunca compartí mucho con nadie, solo con una amiga. A los 22 años, ella insinuó que tal vez debería hablar con un profesional, porque había comenzado a verme a mí misma como una extraterrestre. Si un chico decía que le gustaba, yo pensaba que eso era imposible, porque no me conocía. No podía entablar relaciones, tenía miedo, mientras tanto todas mis amigas tenían novios. Mi psicólogo me dijo que esos chicos me conocían, solo no conocían esa parte de mí. Tuve que aprender que ser intersexual era parte de mí, pero no era todo lo que soy.

    Poco a poco, comencé a contarles a mis amigos. Lloraba cada vez que lo hacía, pero todos reaccionaron con normalidad. Uno de ellos dijo: “¿A quién le importa cómo se ven tus cromosomas? Eres y siempre serás Marleen".

    Cuando tenía 25 años, decidí contar mi historia en una obra teatral. Planeaba subir al escenario frente a una sala llena de extraños, a pesar de que todavía tengo tías y tíos que no lo saben. Dos semanas antes de la noche del estreno, compartí un video médico educativo en Facebook en el que había participado. Esa fue mi “verdadera” forma de revelarme ante el mundo. Estaba temblando, pensando que la multitud enfurecida seguramente iría por mí, pero solo hubo buenas reacciones. Con cada respuesta, me sentí aliviada de que esa persona todavía quisiera hablar conmigo.

    Alguien incluso dijo "¡Perra mala!". Me sentí aliviada de que esa persona siguiera viéndome como una mujer.

    ¿Como estás ahora? ¿Todavía sientes que hay un monstruo dentro de ti?
    Ahora lo veo como una especie de monstruo artístico y genial. Lo he interiorizado de tal modo que aún se siente antinatural hablar de ello de forma "regular". Esta mañana, mi oculista me preguntó de qué se trataba mi obra. Mi primera reacción fue inventar alguna otra cosa, pero luego dije que se trataba de personas intersexuales, como yo.

    "¡Entonces, es en parte autobiográfica!" dijo, sorprendido positivamente.

    Mis padres a veces se preguntan si yo realmente debería seguir haciendo esto, pero compartir me ayuda a lidiar con ello. Al pensar en mi pubertad, lo que más destaca es el sentimiento de soledad. Si tan solo alguien me hubiera dicho que no era necesario mantenerlo en secreto. Me enfurece, pero mi médico actual dice que no sabían cómo lidiar con eso en aquel entonces. Ahora, los médicos parecen reconocer que no fue una buena idea, y al actor de 18 años de nuestra obra nadie le dijo que lo mantuviera en secreto. Aun así, queda mucho trabajo por hacer.

    Fuente: https://www.vice.com/es/article/m7ag...5hSt1vI8u2vjp8

  • #2
    La clave es la comunicacion, Todo el tema parecía ser tan delicado que preferí esquivar esas conversaciones. Si hablábamos al respecto, cerraban las puertas para que nadie pudiera oírnos. Se me ocurrio descargar musica de youtube gratis y colocar el volumen alto para que nadie nos escuchara hablar

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