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Cuando ellas fueron ellos II

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    Charles-Geneviève-Louis-Auguste-André-Timothée d’Éon de Beaumont/Chevalier D´Eon



    Charles-Geneviève-Louis-Auguste-André-Timothée d’Éon de Beaumont
    que nació mujer en Francia en 1728, pero vivió la mitad de su vida como hombre. Por su autobiografía sabemos que la razón por la que se convirtió en hombre fue espúrea, en aquella época solo los varones podían heredar. Con el tiempo fue espía al servicio de Luís XV llegando a viajar a Rusia para entrevistarse con la emperatriz Isabel. También fue capitán de dragones y luchó en la guerra de los siete años donde fue herido, recibiendo por ello la orden de San Luís. Vivió exiliado en Londres, retornado a Francia donde murió, ya como mujer, tan solo porque el rey, Luís XVI, accedió a costearle un nuevo vestuario femenino. En este caso creo yo que lo hizo más para no tener que pronunciar más su verdadero nombre.
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    Dorothy Lucille Tipton/Billy Tipton




    Billy Tipton nació como Dorothy Lucille Tipton en 1914 y fue un pianista de jazz y saxofonista bastante notable. En 1933 comenzó su carrera musical en pequeños locales de Oklahoma y no tardó en ver que la música de Jazz era terreno masculino. De modo que comenzó a usar el nombre de su padre, Billy y en 1940 ya vivía como un hombre por completo. Grabó una serie de discos que se hicieron bastante populares y mantuvo relaciones con otras mujeres en las consiguió ocultar su sexo llegando incluso a tener una relación a largo plazo con otra mujer con la que adoptó tres hijos. No fue hasta su muerte, en 1989 cuando se reveló a la familia y amigos que Billy en realidad, era Dorothy.
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    Margaret Ann Bulkley/James Barry


    El doctor James Barry era una mujer inglesa que se disfrazó como hombre para poder estudiar medicina y ser médica. Su nombre probablemente era Marianda Qualifed o Margaret Ann Bulkley.

    Su origen se desconoce y la historia que se conoce es a partir de 1809 cuando ingresa a en la universidad de Edimburgo vestida de varón para estudiar medicina muchos años antes que en Inglaterra las universidades aceptaran mujeres.

    Tras graduarse de médica, el doctor James Barry se enlista en el ejército británico que lo asigna a trabajar en Africa del sur en cuidad del Cabo y es en este lugar que atiende a una mujer de parto practicando la primera cesárea fuera de suelo inglés. Otro de los avances realizado por James Barry es proponer un nuevo sistema de agua para la ciudad con el objetivo de abatir las enfermedades provocadas por el agua contaminada en Ciudad del Cabo.

    El celo médico de James Barry le costó muchas enemistades entre las autoridades de salud de Ciudad del Cabo cuando denunció la forma inhumana en la que eran tratados los enfermos mentales y las colonias de enfermos con lepra ; así como procurar mejoras en el pabellón del hospital asignado a las mujeres enfermas.
    Este hecho hizo que lo trasladaran a otras colonias Inglesas, como cirujano Inspector-General al ejército británico a la India, Malta y Canadá.

    Pero el más grande de los escándalos se dio a su muerte el 25 de julio de 1865, cuando al ser preparado para enterrarle y descubren que es una mujer. James Barry o Marianda Qualifed nos heredó la lucha constante para poder acceder a la educación..
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    Catalina Erauso/Pedro de Orive, Francisco de Loyola, etc…



    Uno de los personajes más fascinantes y curiosos del siglo de oro español es Catalina Erauso, apodada La Monja Alférez, cuya vida está plagada de peripecias y aventuras. Nacida en San Sebastián en 1592, a los cuatro años fue internada en el convento de San Sebastián el Antiguo, del que una tía suya era la priora, por lo que tanto su niñez como su adolescencia las pasó entre rezos y crucifijos, llevando una austera vida monacal. Sin embargo, parece ser que su carácter, inquieto y rebelde, no iba en consonancia con la tranquila forma de vida de intramuros y en 1607, cuando apenas contaba quince años de edad, colgó los hábitos y, disfrazada de labriego, cruzó las puertas del convento para no regresar nunca.

    Pasó entonces a vivir en los bosques y a alimentarse de hierbas, a viajar de pueblo en pueblo, temerosa de ser reconocida. Siempre vestida como un hombre y con el pelo cortado a manera masculina, adoptó nombres diferentes, como Pedro de Orive, Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Ramírez de Guzmán o Antonio de Erauso.
    Algunos autores afirman que su aspecto físico le ayudó a ocultar su condición femenina: se la describe como de gran estatura para su sexo, más bien fea y sin unos caracteres sexuales femeninos muy marcados. Pedro de la Valle nos dice de ella que “no tiene pechos, que desde muchacha me dijo haber hecho no sé que remedios para secarlos y dejarla llana como le quedaron…”. También se dice que nunca se bañaba, y que debió adoptar comportamientos masculinos para así poder ocultar su verdadera identidad.

    Bajo alguno de estos nombres logró llegar a Sanlúcar de Barrameda, embarcando más tarde en una nave hacia el Nuevo Mundo. En tierras americanas desempeñó diversos oficios, recalando en el Perú. En 1619 viajó a Chile, donde, al servicio del rey de España, participó en diversas guerras de conquista. Destacada en el combate, rápidamente adquirió fama de valiente y diestra en el manejo de las armas, lo que le valió alcanzar el grado de alférez sin desvelar nunca su autentica condición de mujer.

    Amante de las riñas, del juego, los caballos y el galanteo con mujeres, como corresponde a los soldados españoles de la época, fueron varias las veces en que se vio envuelta en pendencias y peleas. En una de ellas, en 1615, en la ciudad de Concepción, actuó como padrino de un amigo durante un duelo. Como quiera que su amigo y su contrincante cayeron heridos al mismo tiempo, Catalina tomó su arma y se enfrentó al padrino rival, hiriéndole de gravedad. Moribundo, éste dio a conocer su nombre, sabiendo entonces Catalina que se trataba de su hermano Miguel.

    En otra ocasión, estando en la ciudad peruana de Huamanga en 1623, fue detenida a causa de una disputa. Para evitar ser ajusticiada, se vio obligada a pedir clemencia al obispo Agustín de Carvajal, contándole además que era mujer y que había escapado hacía ya bastantes años de un convento.

    Asombrado, el obispo determinó que un grupo de matronas la examinarían, comprobando que no sólo era mujer, sino virgen. Tras este examen, recibió el apoyo del eclesiástico, quien la puso bajo su tutela y la envió a España.

    Conocedores de su caso en la corte, fue recibida con honores por el rey Felipe IV, quien le confirmó su graduación y empleo militar y la llamó “monja alférez”, autorizándola además a emplear un nombre masculino.

    Fuente: Cuando ellas fueron ellos.
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