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El último tabú masculino

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  • El último tabú masculino

    Admitir desde la cuarentena y quizá desde el matrimonio que uno conserva hábitos adolescentes, ¿por qué genera tanto pudor?

    Todo el mundo da por supuesto que los adolescentes se masturban; es decir, cuando uno es adolescente se figura que todos los chicos de su edad están sacados de American pie. Se habla de ello, hay un grueso sector de la cultura popular dedicado a ello y eso contribuye a la normalización del sector. Pero ¿qué ocurre tras cruzar la barrera de los cuarenta? El placer solitario se vuelve, si cabe, más clandestino: no es un asunto que salga a colación en la oficina y mucho menos en el vestuario del gimnasio. Y la falta de referencias puede llevar al onanista cuarentón —quizá con pareja e hijos y en una fase de su vida en la que priman otras preocupaciones— a preguntarse: ¿soy un bicho raro?
    Quienes en la actualidad tienen más de cuarenta años vivieron su juventud sin Internet. Como si lamentaran que no se hubiera inventado antes, muchos parecen querer recuperar el tiempo perdido. Un 38% de los hombres entre 31 y 49 años afirman que ven pornografía en Internet varias veces a la semana, según una encuesta de 2014 realizada por el portal masculino cristiano ProvenMen entre mil ciudadanos de Estados Unidos; y el porno en Internet ya sabemos para qué sirve.

    La edad en la que más se masturba el ser humano es en la adolescencia, pero el siguiente segmento es la tercera edad: los señores de setenta se suelen masturbar más que los de cuarenta

    Esteban Cañamares, psicólogo

    “Es perfectamente normal, y es mayoritario”, señala el sexólogo Esteban Cañamares, director del centro Epec Psicólogos, en Madrid. Y no solo a partir de los cuarenta: “La edad en la que más se masturba el ser humano es en la adolescencia, pero el siguiente segmento es la tercera edad: los señores de setenta se suelen masturbar más que los de cuarenta”. La falta de pareja, por haber enviudado o porque el desagrado por el propio cuerpo impide intimar con otras personas, pueden explicar esa necesidad de placer solitario en edades avanzadas. Lo cual no quiere decir que sea un placer menor: hoy en día, los hombres de cincuenta consideran su vida sexual casi tan satisfactoria como la de los de veinte, según un estudio de la Universidad de Bergen (Noruega).

    En 2002, un informe de la Academia Estadounidense de Abogados Matrimoniales destacó que un 56% de los casos de divorcio tenía que ver con un interés obsesivo de una de las partes por páginas web pornográficas.

    Aunque su interés por los trabajos manuales haya declinado —está centrado en otras metas: sacar adelante un negocio, dedicarse a su familia—, el hombre a los cuarenta se sigue masturbando. Lo cual entra dentro de los parámetros de lo normal siempre y cuando no anteponga eso al deseo de estar con otra persona. “Solamente es anormal cuando el sujeto prefiere masturbarse a tener una relación real”, aclara el especialista. “Desde el punto de vista fisiológico es lo mismo masturbarse que tener un coito, pero psicológicamente no tiene nada que ver: el ser humano necesita tocar y ser tocado, sentir que es deseado. Cuando prefiere lo otro, requiere la intervención de un psicólogo. Puede indicar un miedo tremendo al contacto humano, un miedo a ser digerido por la otra persona o una incapacidad para tener relaciones afectuosas”.

    ¿Pueden estar demostraciones de amor propio afectar nuestra vida en pareja? En 2002, un informe de la Academia Estadounidense de Abogados Matrimonialistas destacó que un 56% de los casos de divorcio tenía que ver con un interés obsesivo de una de las partes por páginas web pornográficas. Al margen de Internet, masturbación es sinónimo de fantasías. Alcanzar el orgasmo en solitario requiere, muchas veces, pensar en otras que no son nuestra pareja. ¿Puede esto perjudicar una relación? “Si no se cuenta no”, afirma el sexólogo. “Todos tenemos el recuerdo de aquella novia o de la vecina de al lado. Esto es universal y por tener una fantasía en un momento dado no pasa absolutamente nada. Aunque les pasa tanto a los hombres como a las mujeres, no se cuenta en pareja. Ella se calla que le pone el vecino del quinto y él se calla que le pone la vecina del quinto. Otra cosa es estar todo el día pensando en la vecina del quinto, entonces es otro asunto: ahí hay una crisis de pareja que habrá que analizar”.

    Masturbarse a los cuarenta tiene, además, algunos beneficios para la salud, algo a tener en cuenta a partir de cierta edad. Previene el cáncer de próstata, mantiene el tono muscular en la zona pélvica (combatiendo la disfunción eréctil), produce una sustancia química llamada oxitocina, un analgésico natural; mejora la movilidad de los espermatozoides, el sistema inmunitario (mediante la producción de cortisol), puede ser una forma de descargar tensiones y un buen sistema para dormir mejor; libera endorfinas (lo que nos pone contentos) y hasta se ha dicho que reduce la congestión nasal.
    ¿Se queda más tranquilo? No es usted un viejo verde en potencia. Ahora ya tiene la certeza de que su jefe, su cuñado y el presidente de su comunidad de vecinos hacen a escondidas lo mismo que usted.




    Fuente: El último tabú masculino
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