"La playa se convirtió en una trampa mortal", dice una de las víctimas | Los Mossos dicen que no hay ataques homófobos, pero sí robos a gais
"Fue de una violencia extrema. Fue una suerte que no lograran darnos. Estamos vivos de milagro". Así recuerda Laurent Vernis, de 39 años, el ataque a pedradas que sufrió hace un par de semanas en una solitaria playa de Sitges, frecuentada principalmente por público homosexual. Laurent tiene claro que los dos jóvenes que lanzaron sobre él y su amigo una lluvia de piedras mientras reposaban en la arena actuaron movidos por odio homófobo.
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A la playa donde se produjo el ataque con piedras del tamaño aproximado de un queso de bola sólo se puede llegar a pie o por mar. Hay que caminar durante unos veinte minutos por un sendero que nace en los alrededores de la conocida discoteca de Sitges Atlántida y que acaba en Vilanova i la Geltrú. La pequeña playa donde Laurent y su amigo Roberto fueron atacados a pedradas es la siguiente a la que se conoce como cala de l´Home Mort yendo de Sitges hacia Vilanova.
El camino transcurre casi en paralelo a la línea ferroviaria del Garraf. El descenso a la playita no es fácil. El sendero es abrupto. La cala queda encajonada entre el mar y una pared montañosa en cuyo final hay una franja de tierra y las vías. Desde lo alto, se divisa la arena y se dominan los movimientos de cualquier persona que esté en ella. La huida no es fácil. "La playa se convirtió en una trampa mortal", comenta Laurent mientras recorre de nuevo el camino de descenso a la playa donde fue apedreado.
"Mi amigo Roberto se acercó cuanto pudo a la pared y las piedras le caían justo al lado. Yo, atemorizado, me lancé al agua y me puse a nadar. Uno de los chicos se desplazó por la cornisa y siguió lanzándome piedras haciendo puntería conmigo. Tuve miedo de dejar a Roberto solo y me puse a gritar", relata este francés afincado en Barcelona desde hace tres años.
Las 18.00 horas de una tarde cualquiera de la segunda quincena de septiembre es un tramo horario en el que no pasa mucha gente por el camino. Pero hubo suerte, un pescador que se encontraba en unas rocas en la cala de al lado y un vecino que salió a caminar con su perro oyeron los gritos que Laurent lanzaba desde el agua. La presencia de este segundo testigo especialmente hizo que los dos sospechosos huyeran en dirección a Vilanova.
Laurent declaró ante los Mossos d"Esquadra que el chico que le siguió lanzando piedras mientras él nadaba le gritó: "Mariconas". La víctima describió a sus atacantes como dos jóvenes de 20 a 22 años, de origen magrebí, delgados y vestidos con camisetas de manga corta. Uno de ellos llevaba el pelo muy corto y el otro, "el pelo rapado por los costados y con cresta más larga en el centro".
Fuentes de los Mossos de Sitges hablan de que el apedreamiento de la playa probablemente responde a una gamberrada ocasional porque no ha habido ataques homófobos en la población desde hace años. Lo que sí ha habido en esa zona, en los alrededores de la cala de l´Home Mort es una plaga de ladrones que robaban a hombres que buscaban allí sexo ocasional con desconocidos. Un grupo de cinco chicos de origen magrebí hacían allí de chaperos y, en ocasiones, robaban a los hombres con los que tenían contacto sexual.
Los Mossos creen que hay un conjunto de delito oculto que nunca ha sido denunciado por las víctimas. "A veces, creen que han ligado y, al final, son engañados por algún desaprensivo. No denuncian porque, en algunos casos, su condición sexual se mantiene oculta a su círculo personal", dice una fuente policial.
Roberto, el amigo de Laurent, afirma que sí se han producido más ataques como el que sufrió. Él no ha presentado denuncia, aunque si lo hubiera hecho, "debería haberla puesto por intento de homicidio".