“Nuestro viaje no estará completo hasta que nuestros hermanos y hermanas homosexuales sean tratados como iguales por la ley. Porque si verdaderamente hemos sido creados iguales, nuestro compromiso de amor debe ser el mismo”. La frase de Barack Obama puede considerarse histórica: nunca antes la igualdad de gays y lesbianas había estado presente en un discurso de inauguración presidencial de forma expresa.

Ha sido este lunes, en las escaleras de Capitolio, ante cientos de miles de personas, durante los actos de celebración de su segunda toma de posesión. Una inequívoca referencia al matrimonio igualitario, que Obama ha sido el primer presidente de Estados Unidos de la historia en ejercicio en apoyar.

El discurso de Obama, cuya versión original inglesa puedes leer aquí, y cuya traducción al castellano (en la versión de Univisión) puedes leer aquí, ha sido en cualquier caso un discurso plagado de referencias a la igualdad de derechos. Un discurso quizá más encendido que el de 2009, cuando Obama aspiraba a ganarse el favor de sus compatriotas por encima de barreras ideológicas. Cuatro años después y endurecido por el choque con los republicanos, Obama parece haber querido reafirmar su compromiso con la defensa de los derechos de las minorías, aquellas que al fin y al cabo le han llevado de nuevo a la Casa Blanca.

Referencia a Stonewall

Menos evidente que su referencia (sin nombrarlo) al matrimonio igualitario, pero quizá más simbólica para muchos, ha sido el reconocimiento del movimiento de derechos civiles de las personas LGTB, representado en su alusión a los disturbios de Stonewall. “Nosotros, el pueblo, declaramos hoy que la más evidente de las verdades -que todos hemos sido creados iguales- es la estrella que aún nos guía, tal y como guió a nuestros predecesores en Seneca Falls, y Selma, y Stonewall”. La Convención de Seneca Falls, que tuvo lugar en 1848, fue la primera convención sobre los derechos de la mujer en los Estados Unidos, y está considerada el momento fundacional del feminismo estadounidense. Selma es una localidad de Alabama, de la que arrancaron las tres históricas marchas que en 1965 consolidaron el movimiento de derechos civiles de los afroamericanos. El Stonewall Inn era un local de Nueva York, frecuentado en 1969 por marginales (homosexuales, transexuales, drags, chaperos, algunas lesbianas…). En la madrugada del 28 de junio tuvo lugar una redada, otra de tantas con las que la policía de Nueva York hostigaba a las personas LGTB de la época. Normalmente se hubiera saldado con varias detenciones y el cierre del local durante unas horas, pero aquella noche los ánimos estaban exaltados. Algunas de las trans presentes (esa noche unas 200 personas se encontraban en su interior) plantaron cara a la policía y se negaron a ser identificadas y cacheadas. Al parecer una de ellas golpeó a uno de los policías con su bolso. La noticia se extendió por el barrio y pronto cientos de personas se congregaron en el exterior, coreando “poder gay” y gritando “cerdos” a los policías mientras éstos arrestaban a muchos de los clientes.

En un momento determinado, una de las lesbianas detenidas se revolvió al ser introducida en el coche patrulla. Los policías la reprimieron con violencia. En ese momento la multitud estalló encolerizada y los policías tuvieron que refugiarse en el local y pedir refuerzos. Un arrebato de rabia y orgullo que se prolongó durante varios días, que cada 28 de junio las personas LGTB de todo el mundo conmemoran, y que más de cuarenta años después es reconocido por primera vez en un discurso presidencial.

También presentes en la plegaria

No ha sido la única referencia a las personas LGTB en la ceremonia. El reverendo episcopaliano Luis León, encargado de la plegaria que cerraba el acto, ha tenido también palabras de recuerdo. “Pedimos tu bendición porque sin ella veremos solo lo que los ojos nos dejan ver. Pero con tú bendición veremos que todos hemos sido creados a tu imagen y semejanza, moreno, blanco o negro, hombre o mujer, estadounidense de primera generación o inmigrante o hija de la Revolución Americana, gay o hetero, rico o pobre”, ha expresado Leon en un momento de su oración. La alusión no supone una gran sorpresa: León, de origen cubano, pertenece a la iglesia episcopaliana, una de las más inclusivas de Estados Unidos. Su figura contrasta poderosamente con la del elegido en primer lugar, el pastor Louie Giglio, que renunció tras divulgarse su pasado homófobo.

Tampoco debemos olvidar, por último, la presencia de Richard Blanco, poeta abiertamente gay, también de origen cubano (aunque nacido en España hace 44 años) queb ha sido encargado de recitar un poema (tradición inaugurada en 1961 por John F. Kennedy, que luego siguió Bill Clinton en dos ocasiones y el propio Obama en 2009).

Fuente:Obama reivindica la igualdad de gays y lesbianas y homenajea a Stonewall en un histórico discurso de toma de posesión