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Con música atronadora, puestos de tinto de verano cada pocos metros y vehículos policiales en todos los puntos clave. Así se está celebrando en Madrid el día grande del Orgullo Gay, que ha conseguido reunir a todos los partidos políticos detrás de una pancarta que reclama derechos para el colectivo LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales). Es la primera vez que el destile de carrozas (52 en lugar de las 35 del año pasado) está vallado por seguridad. El World Pride 2017 -que comenzó el 23 de junio y termina el domingo- va tocando a su fin. Ha sido un evento descomunal para el que se han acreditado unos mil medios informativos y que ha servido para que las autoridades municipales (Ahora Madrid) y autonómicas (PP) hagan gala de su condición 'gayfriendly' y vendan con entusiasmo la 'marca Madrid', ciudad abierta y libre.

EL PP, EN PRIMERA FILA

Los partidos políticos también han venido a eso a la manifestación, a dejar clara su condición 'gayfriendly'. Incluido el PP, que el año pasado no estuvo presente. “Es la primera vez que nos invitan y por eso estamos aquí”, afirma la vicesecretaria de Estudios y Programas del partido conservador, Andrea Levy. Las principales asociaciones del colectivo LGTB siempre convocan a todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados. En anteriores ocasiones, como el año pasado, el PP no fue recibido con entusiasmo -salvo la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes- debido al escaso apoyo que encuentran entre sus filas (los conservadores recurrieron judicialmente el matrimonio entre homosexuales).


“Estamos aquí para dar nuestro apoyo a la igualdad y a la libertad. Queremos luchar contra la discriminación, incluida la que se registra en las aulas. Estamos muy orgullosos de la sociedad española”, asegura Levy, que comparte primera fila, entre otros, con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que ha querido hacer mención a la cantidad de personas que se han dejado la piel en la lucha por los derechos LGTB. También en primera fila está el máximo responsable de Ciudadanos, Albert Rivera, mientras que por parte del PSOE ha hecho acto de presencia la secretaria de Movimientos Sociales, Mónica Silvana. El coordinador general de En Comú, Xavi Domènech, deja claro que si el Congreso aprobó en 2005 la ley del matrimonio gay y en el 2007 la de identidad de género, el 2018 será el año en el que se otorgue luz verde a la norma contra la discriminación al colectivo LGTBI. Además de los discursos 'oficiales', Domènech e Iglesias han sido los más entusiastas canturreando 'A quien le importa', tema de Alaska convertido en himno oficial.

CIENTOS DE MILES DE ASISTENTES

Los organizaciones calculan que unos dos millones de personas se han dado cita en la manifestación, que empieza en Atocha y termina en Colón (unos tres kilómetros de recorrido). A simple ojo, la cifra resulta del todo exagerada, pero sí que se puede hablar, por supuesto, de cientos de miles de personas en la calle. El arcoíris inunda todo el Paseo del Prado, que está a rebosar de pancartas con lemas como 'El sexo cura, el cura enferma', 'Homofobia es machismo', 'Sin armario todo el año', 'Vive y deja vivir, no jodas', 'Tengo el don de ser maricón'.

Bares y restaurantes se han frotado las manos con el desembarco masivo de turistas, a quienes ofrecen productos de todo tipo: galletas multicolores envueltas con un lazo, donuts rosas, botellines de agua con la bandera del arocíris, llaveros del World Pride e, incluso, preservativos. No hace un calor excesivo (unos 25 grados) pero el negocio más boyante parece el de los puestos de tinto de verano (un litro de bebida con mucho hielo por cinco euros).
LESBIANAS ORGULLOSAS

Entre la multitud están Helen y Janice, dos mujeres procedentes de Irlanda. “Estamos casadas, nuestro país fue pionero en permitirlos enlaces entre personas del mismo sexo”, afirman con mucho orgullo. No hablan una palabra de castellano, pero parecen gozar como las que más. “Yo soy profesora y tengo que decir que, en los últimos años, jamás me he encontrado con un homófobo en mi camino. Sinceramente, en mi país a la gente le da igual tu opción sexual. Al menos, esa es mi percepción. Pero me parece importante estar hoy aquí en Madrid, en el World Pride, porque durante muchos años no ha habido libertad para nuestro colectivo, que ha estado muy escondido”, destaca Janice, de 52 años.

Javier, panameño que trabaja como coordinador de vuelos en el aeropuerto de Madrid, y Santiago, colombiano que se gana la vida como auxiliar odontólogo, son dos homosexuales que viven en España desde hace años. Aquí han encontrado algo que no tenían en sus países: aceptación. “En Medellín, la marcha del Orgullo Gay es el domingo. Pero no tiene nada que ver con la de Madrid. Allí más que nada es una excusa para vender licor y drogas”, afirma Santiago.

A medida que cae la tarde, la manifestación y la reivindicación deja hueco a la fiesta, el desfile de carrozas. Incluida la de Telemadrid, que este año ha competido a brazo partido con La Sexta por ser la emisora más 'grayfriendly'.
Convocatoria "por el amor"

“Esta no es una manifestación por los gais y las lesbianas. Es una manifestación por el amor”, dejan claro dos veinteañeras de Brasil e Inglaterra que trabajan temporalmente en Córboda y que hoy han cogido el AVE para acudir a la manifestación. Ninguna de las dos es lesbiana, pero les parece fundamental estar en Madrid. Lo hacen envueltas en la bandera del aroíris para apoyar a un colectivo que, lamentablemente, “carece de derechos en muchos países del mundo”. La marcha del amor es también "la de todos”, en palabras de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, que se felicitó por la presencia del PP detrás de una pancarta que pide igualdad de derechos y que pronunció un discurso en el que mencionó a Federico García Lorca. "Améis a quien améis, Madrid os quiere", subrayó a los manifestantes.

Efectivamente, la de hoy es la convocatoria de todos porque entre los cientos de miles de manifestantes no solo hay miembros del colectivo LGTBI sino familias heterosexuales, que han que han acudido a la llamada del Orgullo Gay con sus niños pequeños y que se han paseado por las mismas calles por las que, en el 2005, el Foro de la Familia y la Iglesia exigía al Gobierno socialista de Zapatero que no aprobara la ley del matrimonio gai al grito de “Qué desmadre, queremos padre y madre” y “No a la guerra… contra las familias”.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/notici...d-2017-6140737