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Intervención en la mesa redonda del 42 aniversario de salida de homosexuales y trans de la Ley de Peligrosidad Social

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  • Intervención en la mesa redonda del 42 aniversario de salida de homosexuales y trans de la Ley de Peligrosidad Social

    primera manifestación en la clandestinidas.jpg
    Manifestación por la liberación LGTBI el 26 de junio de 1977 en La Rambla. / Colita

    Por Jordi Petit.

    "Muchísimas gracias por invitarme a participar en esta celebración del 42 aniversario de la reforma de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Todo un honor. Muchas gracias por la presencia de la Excma. Vice-presidenta Primera del Gobierno, sra. Carmen Calvo. Después de la completa exposición del catedrático sr. Guillermo Portilla Contreras, sobre las leyes de Vagos y Maleantes (1954) y la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (1970), (1) nada tengo que añadir. Es una suerte y un servicio a la comunidad lgtb su exhaustivo trabajo de seguir tantísimos expedientes e ir de archivo en archivo. Ha explicado muchas cosas que desconocía y espero pronto leer su libro. Sabía de la invisibilidad de las mujeres, pero como la mayoría, desconocía que hubo un solo caso en Barcelona de aplicación de esta ley a una pareja de lesbianas en 1968. Nos persiguieron a los gays y a las personas trans. Fue un auténtico terrorismo de estado.

    Me gusta mirar el pasado con atención a la vida cotidiana. Hemos de hacernos una idea del miedo que pasaron aquellas generaciones. Las más violentadas las trans, en cambio lesbianas y gays podíamos entrar o salir del armario, pero en general había pánico. En el tardo-franquismo se abrieron ya algunos locales de ambiente gay y lésbico, donde acudíamos con temor. En Barcelona el discreto Daniel's era el referente para las lesbianas. En Sitges, entre otros se encontraba el Comodín. Imaginemos la extrema prudencia en como allí iban las cosas, que gran contraste con la actualidad.

    Cada cliente ocupaba en solitario una mesita y la camarera, Julia, al servir las copas entre unos y otros, les llevaba un mensajito de una u otra mesa. Luego si se encontraban en la calle, pues ya era otra cosa...No se bailaba y la concurrencia seguía, toda la noche, cada cual clavado en su mesita... Como muchas miradas furtivas, sonrisas, pero nada más. Cada vez que alguien nuevo entraba en el local, todos miraban con inquietud, podía ser un policía de la secreta.

    Fueron años de muchísimo miedo, de los que nunca sabremos cuantos suicidios ocurrieron...No hay que olvidar que el clima lgtbi-fóbico del nacional-catolicismo imbuía de auto-desprecio, de auto-rechazo a muchas personas homosexuales, mientras que las trans entraban y salían constantemente de las comisarías. Fueron la resistencia en aquellas décadas funestas.

    El “bulling” en aquellos tiempos no tenía límites y las agresiones tampoco, aunque procuramos pasar disimuladamente. Se pueden rastrear los archivos policiales, pero es imposible saber cuantas expulsiones hubo por parte de familias bien-pensantes... En síntesis, miedo y paranoia a todas partes y a todas horas, ¿me habrán descubierto, qué pensarán si me pillan?

    Comenzando la transición aparecen varios frentes de liberación gay en algunas grandes ciudades del estado y las lesbianas empiezan a hacerse visibles. La situación de las personas trans poco mejora y encabezaron las manifestaciones de entonces.

    Aquellas organizaciones bebieron del discurso heredado de la Revuelta de Stonewall, del feminismo y la liberación sexual que supuso, del mayo del 68 francés y de todo lo innovador. Fueron integrados por militantes que veníamos de la lucha clandestina de izquierdas, aunque entonces las izquierdas eran reacias a la cuestión homosexual, a excepción de la LCR y del MC. Faltaba mucha pedagogía, pero siempre encontramos el apoyo de las feministas en cada partido.

    El inicio troncal de aquellos frentes fue el clandestino Movimiento de Liberación Homosexual, (MELH), co-fundado por Armand de Fluvià en 1970.

    En aquellos momentos de incertidumbre para distribuir panfletos abríamos la puerta de los primeros locales gays y los lanzábamos como una nube. Tardamos en distribuirlos a mano.

    De inmediato la primera reivindicación fue la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, y así estalló la primera manifestación gay del estado -aunque acudió muy variada gente, progresista y feministas- el 26 de junio de 1977 en las Ramblas de Barcelona. Fue disuelta a palos por la policía y fue portada del diario Le Monde, tuvo gran eco internacional.

    En junio de 1978 ya fueron cuatro las manifestaciones que con notable asistencia y apoyo de los medios de comunicación. Se reclamó la derogación de esa ley en Bilbao, Barcelona, Madrid y Sevilla. La situación era un tanto inasible, es decir, no existía diálogo o contacto entre gobierno y movimiento lgtb y sin embargo el tema estaba en los medios y en la calle.

    Hay que agradecer pues a cuatro diputados que a título personal se entrevistaron con el presidente Adolfo Suárez y el ministro de gobernación, Martín Villa, para desencallar la situación. El argumento principal era que este país no podía homologarse con la Europa democrática con esa ley de Peligrosidad y que los frentes gays debían ser legalizados, tal como expresaba la opinión pública. Estos cuatro diputados con quienes traté para esas gestiones desde el FAGC, fueron JMª Riera (PSUC-PCE), Pablo Castellanos (PSOE), Rudolf Guerra (PSC) y Juan Mª Bandrés (EE).

    Así que en un tiempo históricamente rápido dejamos de ser peligrosos ese 26 de diciembre de 1978 y legales el 16 de julio de 1980. Realmente en dos años ganar esa batalla fue un gran éxito, gracias a las manifestaciones y el apoyo de gran parte de la sociedad. Nadie nos regaló nada.

    Aquella generación de gays y lesbianas, reprimida y temerosa desde hacía siglos, -aquí no llegó la Enciclopedia, ni la Ilustración- de pronto dió un salto hacia una libertad jamás soñada cinco años antes.

    ¿Qué sucedió? Pues que los frentes de liberación gay se vaciaron y como he repetido siempre, se llenaron las pistas de baile de las discotecas gays. La mayoría de aquellas organizaciones se disolvieron, permanecieron en Catalunya y Euskadi, solamente. Durante seis o siete años hubo un bajo nivel asociativo, mientras la revista Party llegaba al 80% de los kioscos (el resto la rechazaban).

    Aquello fue una fiesta continua, un periodo sin igual, sin miedo alguno, aunque se produjeron agresiones que no intimidaron a nadie. Fue una generación que habría que estudiar más a fondo, investigar sus anhelos y como fueron mejorando su auto-estima. Vivieron lo nunca vivido, fue maravilloso.

    Sin embargo entre 1985-1986 llegó otro miedo, una enfermedad atribuida a los haitianos, hemofílicos y homosexuales. Aquí de entrada nadie quería que le fastidiasen el jolgorio, pero el vih/sida devino en pánico. El sida provocó el regreso al armario de muchos gays, resucitó la discriminación social y apareció el estigma, que aún perdura. Las luces se apagaron, y esa es ya otra historia (2).

    Para terminar señalar que en todo aquel recorrido los medios de comunicación simpatizaron en su mayoría con la causa lgbt, incluida RTVE (entonces la única).

    Así como el ponente anterior ha señalado a los terribles ideólogos del franquismo para la reforma de la Ley de Vagos y Maleantes en 1954 y la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, la academia nos dió nuevas autorías, como fueron los textos del sociólogo Óscar Guasch y de la antropóloga Olga Viñuales que enunció la cadena simbólica, sexo-género-orientación sexual. Luego vinieron muchas más aportaciones.

    Agradecer a la fotógrafa Colita haber inmortalizado la primera manifestación del estado contra la Ley de Peligrosidad Social, el 26 de junio de 1977 en las Ramblas de Barcelona.

    No puedo olvidar a tantos compañeros y amigos que se llevó el vih/sida, los llevo en mi corazón.

    Es una paradoja, pero aquella generación que pasó del franquismo a la fiesta por seis años, fue luego diezmada, aplastada por una desconocida enfermedad. Pero aquí seguimos quienes sobrevivimos y quienes se fueron, viven en nuestro recuerdo."


    1.- Título de libro de Don Guillermo Portilla Contreras, catedrático de derecho penal de la Universidad de Jaén: “Derecho penal franquista y represión de la homosexualidad como estado peligroso”. Editado en 2020, Madrid, por el Ministerio de Justicia.

    2.- La reflexión de que los gays solamente vivimos sin miedos entre 1979 y 1985, seis años aprox. proviene del psicólogo Gabriel J. Martín, de su último libro “Gay Sex”, también del 2020.
    Editado por última vez por José Benito; https://www.amicsgais.org/forums/member/3-josé-benito en 25 de May, , 23:56:46.
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