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El armario más oscuro

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    En la calle Manifestación en Londres convocada por musulmanes en favor de la diversidad sexual (Barcroft Media / Getty)

    Ataque terrorista o una muerte buscada por la vergüenza de ser homosexual. Son las dos hipótesis que estudian los investigadores en el caso del hombre de origen argelino abatido a tiros el pasado lunes en una comisaría de Mossos de Cornellà, en la que irrumpió armado con un gran cuchillo.

    La teoría del suicidio con apariencia de ataque terrorista cobra fuerza conforme se conocen detalles de la vida de Abdelouahab Taibel, de 29 años. Hacía muy poco tiempo que se había divorciado, su matrimonio habría sido de conveniencia y su condición sexual era conocida por sus allegados. El joven habría confesado en ese entorno más íntimo que no *estaba preparado para superar la vergüenza que tendría que pasar si el colectivo musulmán de su *comunidad, al que estaba muy *ligado, descubría que era homosexual.

    El joven abatido a tiros en Cornellà pudo buscar una liberación por su homosexualidad

    El conflicto interno personal que parece tenía atormentado a Abdelouahab por ese choque entre sus creencias religiosas y su condición sexual no sorprende a responsables de asociaciones y colectivos de gais y lesbianas. *Paco Ramírez, presidente de *Colegas- Confederación Española LGBT, revela que acuden personas a su organización con perfiles muy parecidos al de este vecino de Cornellà en busca de apoyo y asesoramiento antes de dar el paso de lo que coloquialmente se conoce como salir del armario.

    “Llevamos muchos años trabajando con inmigrantes y, tras los latinoamericanos, los magrebíes y árabes son la segunda población que se acerca más a nuestras instalaciones”, añade Ramírez. En el caso de los musulmanes, “las dudas y conflictos de esas personas se asemejan mucho a la experiencia vivida por creyentes cristianos; lo primero que deben hacer es superar la etapa de autoaceptación y conciliar su diversidad sexual con las creencias religiosas”, aconseja el presidente de esta confederación LGBT.

    Después llega la hora de normalizar la situación en el entorno. Y eso puede resultar especialmente complicado en comunidades como la musulmana, “donde este tema sigue siendo un tabú o incluso motivo de expulsión de la familia, con independencia de que esas personas vivan en un país como España, muy avanzado sobre el papel en la aceptación de la diversidad sexual”, afirma Ramírez, que también es director del Observatorio Español contra la LGBTfobia.

    En caso de confirmarse en el caso de Cornellà la teoría de una muerte buscada por vergüenza (esa es la hipótesis apuntada por la exmujer del fallecido), cabe presumir que ese joven “padecería un gran tormento por creer que vivía en permanente pecado”, considera Ramírez. Estas situaciones pueden degenerar “en problemas psicopatológicos y distorsiones mentales por la soledad y falta de autoadaptación”.

    La cultura musulmana a la que estaba ligado el fallecido rechaza la diversidad sexual

    Katy Pallàs, presidenta de Famílies LGBTI, recuerda que en Catalunya se fundó hacer un par de años la primera asociación LGTBI musulmana, pero “desgraciadamente tiene muy poca actividad y una escasa presencia estable en la red”. Los avances en diversidad sexual no llegan a esas comunidades, aun estando fuera de sus países. “La cultura musulmana es profundamente machista y muy represiva con la diversidad sexual también en los países de acogida”, afirma Pallàs.

    Así que a estas personas no les “toca otra que desplegar estrategias de supervivencia, igual que hicimos nosotras durante el franquismo”. La esperanza es que las segundas y terceras generaciones de esas familias de inmigrantes lo tengan mucho más fácil.

    A Katy Pallàs tampoco le sorprende “en absoluto” la hipótesis de que el suceso de Cornellà tenga más números de ser una muerte buscada por la vergüenza de ser homosexual en un entorno musulmán que un ataque terrorista de un lobo solitario.

    Muchas comunidades mantienen sus tabúes en tendencia sexual en los países de acogida

    “Ser gay, lesbiana, bisexual o transgénero no es fácil de llevar, todavía hoy, en un país como el nuestro”, afirma. “Así que no puedo imaginar –continúa– la presión a la que están sometidas estas personas en otras culturas o países. En Rusia son perseguidos; en Asia se conciertan matrimonios para ocultar esa diversidad sexual, y en decenas de países árabes son encarcelados, torturados e incluso condenados a muerte”.

    España está, sin duda, a años luz de esos países donde la homosexualidad es perseguida como un delito. Pero Katy Pallàs y Paco Ramírez coinciden al afirmar “que una cosa son las leyes aprobadas para reconocer esa diversidad sexual y otra muy diferente la realidad del día a día de gais, lesbianas o transexuales”. “A pesar de los avances globales de los últimos cuarenta años –afirma Ramírez– sigue habiendo muchos prejuicios, estereotipos y desinformación sobre la diversidad sexogenérica”.

    Diversos estudios señalan España como uno de los países más tolerantes con la homosexualidad del mundo, “pero eso no es totalmente cierto, pues esa tolerancia no deja de ser superficial, como demuestran las repetidas actitudes homófobas padecidas por este colectivo por el simple hecho de darse un beso en público o pasear cogidos de la mano”, denuncia el presidente de Colegas-Confederación LGBT Española.

    Aceptar la realidad y hacerla pública sigue siendo difícil en las culturas más cerradas

    “Desgraciadamente, una gran parte de la sociedad aún no tiene asumido que las personas LGTBI son iguales al resto de los ciudadanos y ciudadanas. Se sigue considerando a este colectivo como un grupo estanco, diferente, sin que se tenga en cuenta su enorme transversalidad”, afirma Katy Pallàs. Y continúa: “Nuestra diversidad tiene mucho de positivo, y deberíamos empezar a pensar en la gran aportación social que esa diferencia supone. Yo, aparte de ser lesbiana, soy muchas otras cosas, pero para que estas otras cosas se vean con igual claridad me tengo que esforzar el doble que una persona heterosexual”.

    La salida del armario, con este panorama, nunca es fácil aun teniéndolo todo a favor. “Todo va a depender de la familia y el entorno. Si ese núcleo familiar es muy conservador, muy religioso o proviene de otras culturas reacias a reconocer la diversidad sexual, todo ese proceso siempre va a ser muy difícil”, indica Paco Ramírez.

    España es considerado un país avanzado, pero parte de la sociedad todavía es homófoba

    La aceptación del entorno (todo se complica mucho más en zonas rurales o comunidades muy cerradas) será más o menos difícil en función de la tendencia sexual. “Se acepta mejor la homosexualidad (y en hombres todo es más fácil) que la bisexualidad, que aún hoy es rechazada tanto por homosexuales como por heterosexuales al ser considerada muchas veces como una transición hacia una orientación o un vicio”, revela Ramírez. La transexualidad es la que más cuesta aceptar por el entorno, y esas personas son también las que sufren más ataques de odio y discriminación mientras dura el cambio físico. La comprensión es también muy escasa, añade Paco Ramírez, incluso entre “la comunidad gay lésbica clásica, con aquellas personas con otras diversidades como la gente queer, que rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas, o las personas que se consideran asexuales, de género fluido, demisexuales, polisexuales o pansexuales.

    El ejemplo del primer imán gay

    El mundo árabe hace ya tiempo que está dando pasos para hacer visibles a los homosexuales. Omar Shariff jr., de origen egipcio y nieto del protagonista de Doctor Zhivago , fue el primer personaje público que salió del armario, lo que provocó un gran revuelo entre la comunidad musulmana. Aunque nada comparado con la repercusión que tuvo, hace un par de años, otra salida del armario en ese mismo mundo árabe. La noticia saltó en Australia. Nur Warsame, imán de origen somalí, casado y padre de una hija, anunciaba en ese país que era homosexual. Lo hizo, afirmó entonces, para ayudar a otros homosexuales como él que viven escondidos. Warsame confesó que le costó mucho conciliar su fe musulmana con su orientación sexual. Mientras no lo consiguió vivió atormentado, hasta el punto de haber intentado suicidarse en una ocasión. Warsame, que tiene prohibida la entrada en muchas mezquitas, ha creado un espacio en Melbourne para que personas LGBTI puedan compartir sus experiencias. Salir del armario en muchos países árabes supone, como poco, jugarse una pena de prisión o ser expulsado por la familia. Lo que explica, según Paco Ramírez, presidente de la Confederacion LBGT, “que muchos menores que llegan solos en pateras a Europa huyan para poder vivir en libertad su condición sexual”.

    Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20...oral-lgtb.html


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