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"Ser gay no es privado"

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  • Funky Fingers
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    Yo particularmente no me posiciono en la acción de: salir del armario. Tampoco en la traumática declaración: "SOY gay". Lei, aunque seguramente lo reinterprete a mí manera, un libro de Oscar Guasch que comentaba que la homosexualidad se fundamenta en un mito, y también que existe una gran diferencia, que nuestro idioma recoge, entre Ser y Estar. Por eso no Soy Gay las 24 horas del día... un "ser gay"... un ser que empapa de lleno mi personalidad. Mientras la gente siga con ese esquema y yo siga reproduciéndolo será dificil que yo participe en ciertos roles. Esta idea última no la tengo muy clara...

    Lo que si es verdad... que no es bueno vivir ocultándose...pero como nos vemos, o yo al menos me veo, en una entrecrucijada, trato de jugar un poco con el lenguaje y con las situaciones...la verdad que decir: estoy gay...suena ridiculo, pero es que el lenguaje nos condiciona y nos marca, como etiqueta, como especie, y a mí eso no me gusta...más si cabe cuando mi socialización o aquellas "subculturas" o "estilos de vida" que me daban sentido eran muy diferente al de la subcultura gay, y parece que la hibridez no existe... y tienes que sacrificar roles pasados para ser gay dentro de tu subcultura gay...

    Que hay que salir de lo privado me parece bien, mí problema es "el como", la forma...la manera, y no he encontrado la solución ni propuesta que me anime.-

    No me he explicado del todo como quería, pero bueno, creo que la idea fundamental está expresada...

    F.F.

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  • José Benito
    comenzó un tema "Ser gay no es privado"

    "Ser gay no es privado"

    SOCIEDAD Y CULTURA
    Sociedad
    «Ser gay no es privado»
    El profesor y escritor Alberto Mira presentó en Gijón 'De Sodoma a Chueca', una análisis de la cultura homosexual en España
    LETICIA ÁLVAREZ/GIJÓN
    Si ser heterosexual no es privado, ¿por qué ha de serlo la homosexualidad?». Alberto Mira se plantea otras muchas preguntas, pero cree que encontraría muchas respuestas si los gais, lesbianas y bisexuales salieran definitivamente del armario. «Es un error creer que si mantenemos nuestra condición en el ámbito de lo privado haremos lo correcto porque esa actitud nos invisibiliza y porque de ese modo faltarán referentes en la sociedad».

    Él ya se ha manifestado, pero ahora trata de concienciar a otros hombres y mujeres sobre esa necesidad a través de libros como 'De Sodoma a Chueca', que presentó ayer en la Sociedad Cultural Gijonesa y que constituye un repaso a la cultura homosexual española.

    En ese estudio de 600 páginas, este valenciano que vive a caballo entre Londres y Barcelona e imparte clases de narrativa cinematográfica en la Oxford Brookes University, clasifica los posicionamientos de los homosexuales en tres actitudes. Por un lado, dice, «estaban los homofílicos, aquellos que pensaban que eran como todo el mundo y tenían una visión homofílica de la vida. Después surgieron los malditistas. Gais orgullosos de sentirse diferentes y perversos para distanciarse de las clases burguesas y, finalmente, apareció el escapismo, que tiene en la pluma, el travestismo y otras actitudes un tanto grotescas su máxima manifestación».

    De ésta última vertiente, comenta Alberto Mira que «acabó por favorecer más a los heterosexuales que a los homosexuales y por alejar a los segundos de las instituciones legitimadoras».

    De hecho, el autor sigue echando de menos que la voces gais tengan cabida en círculos hasta ahora cerrados como el fútbol. De ahí que las recientes declaraciones del juez Fernando Grande-Marlaska hablando de su matrimonio homosexual sean calificadas por el autor «como una de esas cosas fantásticas que ocurren en este país cada cuatro o cinco años».

    Otra ha sido la ley del matrimonio homosexual «porque aunque no nos vayamos a casar en masa nos iguala en deberes y derechos».

    Flecos pendientes

    Pero, según Alberto Mira, quedan otros frentes abiertos. Uno de ellos, explica, la Iglesia. «La Iglesia ha encontrado en la homofobia el único motivo para llamar a la espiritualidad. Es triste que sea el único problema de este mundo digno, a juicio de la curia, de una manifestación en la calle. Por eso pienso que nada ha hecho tanto daño a la espiritualidad como la curia eclesiástica».

    Además advierte sobre los riesgos que conllevan algunos aspectos de la emigración, «sobre todo de ciudadanos que proceden de países donde la homofobia es algo normalizado». Y finalmente destaca la educación. «Es quizás el aspecto más difícil porque ¿cómo te vas a meter en un colegio a hablar de homosexualidad cuando algunos padres no sólo no quieren hablar del tema sino que ni siquiera quieren que se les hable de sexualidad?».
Trabajando...
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