Escrito por Vicent Canet, periodista. Homes Igualitaris


OPINIÓN
Vivimos en un contexto de efervescencia de nuevas propuestas políticas. Un impulso creativo que las encuestas parecen promover dando cada vez más intención de voto a los nuevos partidos o a los, hasta ahora, minoritarios, y menos porcentaje a los, hasta ahora, hegemónicos.
Este bipartidismo lo representavan el PP y el PSOE en el caso español, y CiU y PSC en el catalán. Los partidos minoritarios hasta ahora (IU-ICV y UPyD en el caso español cómo ERC y Ciutadans en el catalán) están experimentando un importante aumento en expectativa de voto. Prometen nuevas formas de hacer política, más participativa, más cercana a la ciudadanía, más igualitaria y esto les atrae votantes decepcionados con el sistema. Lo mismo hacen otros partidos que acaban de surgir como por ejemplo Vox o la plataforma electoral Podemos o Procés Constituient (a los cuales se sumarían otras plataformas con menos eco mediático como por ejemplo Partido X, Frente Cívico, etc). Prometen cambios y regeneración por etéreos que estos sean. La CUP (Candidatura d'Unitat Popular) representa el mismo en Catalunya: radicalidad democrática, o cuanto menos la voluntad de serlo.
Tanta voluntad de renovación, altamente loable visto el panorama político actual, no plantea como una de sus prioridades la igualdad (de derechos y oportunidades) entre géneros. Puede ser porque en el discurso social dominante parecería que igualdad entre hombres y mujeres ya está conseguida y no hay nada que hacer. Quizás porque en el discurso viejo, que todos aquellos partidos y plataformas aseguran querer renovar, había una importante predominancia masculina o machista. Quizás el problema es que el sexismo, que beneficia los hombres -a pesar de que también se los genera importantes perjuicios-, no ha entrado todavía en el suficiente descrédito entre la sociedad y la clase política como para que sea cuestionado con la misma radicalidad que el sistema político en general. La propaganda antifeminista que dice que la igualdad (de derechos y oportunidades) ya se ha conseguido ha hecho mucho de daño.Y resulta curioso, cuanto menos, cuando muchos de los nuevos liderazgos sociales y cívicos que han puesto contra las cuerdas a los políticos y el sistema en nuestro país son femeninos: Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural; Ada Colau, portavoz de la PAH; Teresa Forcades, impulsora de Procés Constituient en Catalunya; Itziar González, miembro del Llamamiento a la Desobediencia Civil por los Derechos Ciudadanos y del Parlament Ciutadà; o Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana.
De todos estos nuevos partidos y plataformas electorales la mayoría no están liderados por mujeres. Sólo ocurre con Rosa Diez (UPyD). Teresa Forcades (Proceso Constituient) y Dolors Camats (ICV) líderen movimientos pero de forma compartida con hombres. El resto son todo liderazgos masculinos. Con todo, la priorización de la igualdad de género no sólo se mide por la presencia paritaria de mujeres líderes, también es importante que esté en los órganos de gobierno de las plataformas o partidos y que la igualdad de género esté en su programa en el lugar que se merece. También es crucial un factor que se suele olvidar: los hombres deben asumir como propio y prioritario el discurso de la igualidad. Ser mujer no garantiza que se sea feminista, como ser hombre tampoco implica ser machista. Y la igualdad tiene que ser cosa de todos. De la Forcades es conocido su feminismo, cuanto menos discursivo. De Diez podríamos decir que se le supone cierta simpatía por la causa, aunque sólo sea por su pasado "progresista" en el PSOE, pero no se le ha notado en su actividad política actual.
Por esto, tan importante es que haya paridad como que los nuevos partidos que quieren hacer una nueva política asuman como una prioridad la igualdad de género, cosa que, en mi opinión, no ocurre. Si hacemos un repaso entre las propuestas que realizan estas nuevas iniciativas políticas o lo que dicen sus líderes, la perspectiva no es muy alentadora con respecto a la igualdad de género. Si bien entre los ubicados ideológicamente a la izquierda no podemos hablar, ni mucho menos, de machismo -cosa que si que podemos afirmar en el caso de Vox- sí que podemos decir que no han asumido como propios y prioritarios los planteamientos del feminismo, ni de la igualdad de género, ni mucho menos del movimiento de hombres feministas. No hacen bandera de la necesidad de cuestionamiento del papel que el machismo ha otorgado a los hombres, con el objetivo de lograr la igualdad de oportunidades y en las relaciones entre hombres y mujeres. No hacen bandera del papel que, también, tienen que tener los hombres en las relaciones de cuidado -sea la paternidad, el cuidado de la gente mayor o dependiente o en general de buscar relaciones de cuidado e igualdad-. Ni, finalmente, hacen un cuestionamiento público del heterosexismo y de la homofobia reivindicado la pluralidad de las masculinidades en el ámbito sexual. Las políticas de igualdad y la perspectiva de género aparecen de forma muy secundaria en las plataformas de izquierdas, si aparecen, y las propuestas referidas a hombres son inexistentes.
Estos nuevos partidos emergentes ni tienen un liderazgo equilibrado entre géneros, ni tienen la igualdad (de oportunidades y derechos) de género como una prioridad. Es un hecho. Y también parece claro que queda mucho trabajo para hacer al movimiento de hombres feministas para que sus planteamientos sean, cuanto menos, tenidos en cuenta por la sociedad, especialmente los hombres, ni por los partidos políticos, especialmente sus representantes masculinos. Y, tal vez, lo que necesitamos es un 15-M feminista que nos haga conscientes de cómo está de agotado este sistema social machista y le otorgue la centralidad que se merece en el debate político y social.

Fuente: Nuevos partidos emergentes, viejas masculinidades