Enviado Flick el 16 Julio 2010
La atleta sudafricana Caster Semenya ha vuelto a la competición después de casi un año de parón tras recibir el visto bueno de la Asociación de Federaciones Internacionales de Atletismo (IAAF). Y lo ha hecho por la puerta grande: imponiéndose en la carrera de 800 metros del certamen atlético celebrado en Lappeenranta (Finlandia). La IAAF anunció hace unos días que la atleta volvía a la competición después de que un grupo de especialistas médicos determinara su idoneidad.
Hace varios meses se filtró que la campeona del mundo, cuya identidad de género es plenamente femenina, podría presentar biológicamente un estado intersexual que justificaría tanto la presencia de altos niveles de testosterona como su portentoso físico. Lo cierto es que las conclusiones sobre el estudio al que ha sido sometida Semenya han determinado que no hay impedimento a que participe en competiciones oficiales, pero no se han revelado más detalles para salvaguardar la confidencialidad de la atleta. Semenya ha vuelto a la competición animada y sin rencor alguno por la dura experiencia por la que le han obligado a pasar. “No me siento amargada”, ha declarado a un diario finlandés.
En cualquier caso, aunque hubiera sido así, ya en enero un grupo de especialistas convocados por el Comité Olímpico Internacional recomendaba que en aquellos casos de mujeres que presentaran “problemas médicos” que les llevaran a manifestar características físicas masculinas (elevados niveles de testosterona, por ejemplo) se permitiera su participación en las competiciones si esas condiciones eran “diagnosticadas y tratadas”, desde una perspectiva individualizada.
Recomendaciones que desde luego no resolverían el caso de aquellos deportistas intersexuales que no desean ser tratados de nada, ni tampoco el de las personas transexuales, en las cuales no existe un problema médico subyacente sino simplemente una discordancia entre el sexo biológico y la identidad de género. Tal y como reflexionábamos entonces, tarde o temprano el mundo del deporte tendrá que abordar la diversidad de género con mayor valentía y menos prejuicios de lo que ha venido haciendo hasta ahora.